miércoles, 6 de mayo de 2020

SIGLO XIX ROMANTICISMO

Queridos alumnos:

Iniciamos un nuevo viaje artístico, literario. Nada menos que en el siglo XIX con el romanticismo.

El siglo XIX nos ofrece dos grandes movimientos artísticos. En España, de manera general la primera mitad se correspondería con el romanticismo exaltado , mientras que la segunda mitad lo haría con el realismo.
No obstante en la segunda mitad ya coincidiendo con el nuevo movimiento realista, todavía encontramos a los románticos intimistas y rezagados con Bécquer y Rosalía de Castro.


Caspar Friedrich


Bien, vayamos con el Romanticismo.

¿Cuál es la primera característica del romanticismo?

Sin duda su reacción contra la razón que definía el siglo XVIII.
Los románticos no creen que la razón pueda explicar el mundo de manera completa. No se trata de renunciar a la razón, solo de entender que la razón no le da al ser humano su dimensión completa. La razón no lo ha hecho evolucionar, ni ser más feliz, ni comprenderse mejor. No se trata de una vuelta a la Edad Media ni a la superstición, sino que desde la razón, se debe buscar un panorama más amplio que estudie también el inconsciente, las sombras, el mundo onírico, lo irracional.

Partiendo de esta nueva visión las principales características del Romanticismo como movimiento artístico son las siguientes:

IRRACIONALISMO: Se niega que la razón pueda explicar por completo la realidad. La realidad es en esencia caótica, cambiante e incomprensible. Este rechazo de la razón y de lo racional explica la preferencia de los románticos por lo sobrenatural, lo mágico y lo misterioso.

SUBJETIVISMO: Si la razón tiene sus límites, son necesarias otras formas de conocimiento como la intuición, la imaginación y el instinto.

DESENGAÑO: El choque entre el yo romántico y la realidad prosaica y gris produce en el artista romántico un hondo desengaño, un tedio y un hastío vitales que lo llevan a un violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra sus normas morales, sociales, políticas o religiosas.

INSEGURIDAD RADICAL: Al haber perdido la confianza en la razón, al no ser ahora el mundo un lugar de certezas absolutas, el romántico es un ser inseguro e insatisfecho. Ello da lugar a la desazón vital romántica.

EVASIÓN: Para escapar de ese mundo en el que no encuentra cabida su idealismo extremo, el romántico opta por escapar de esa realidad que no le gusta. Esa evasión puede conducirlo a épocas pretéritas como la Edad Media o lugares lejanos y exóticos como Oriente, América….

IDEALISMO: En conexión con la filosofía idealista fundamentalmente alemana, que se impone con fuerza en toda Europa en la primera mitad del siglo, el hombre romántico siente una especial predilección por lo absoluto, por lo ideal. El romántico busca la Libertad, el Progreso, la Belleza. Hay en los románticos un sentimiento de “no plenitud”, una conciencia de lo incompleto de la existencia humana que les hace buscar casi desesperadamente lo absoluto.

INDIVIDUALISMO: El hombre romántico tiene una conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de ser distinto de los demás, y afirma constantemente ese “yo” frente a lo que le rodea. Desde el punto de vista del proceso creador, está claro que el yo del artista pasa a ocupar el primer plano. En las obras románticas se vierten los sentimientos de sus creadores, que expresan su insatisfacción con el mundo circundante, su ansia de infinito, su búsqueda del absoluto, su amor apasionado, su deseo vehemente de libertad, sus estados de ánimo...

SOLEDAD: Además de la evasión temporal o espacial, adquiere especial importancia la huida de la realidad mediante el refugio de sí mismo, con lo que el gusto por la soledad se convierte en uno de los temas románticos por excelencia,

EL GENIO CREADOR: El artista no es ya el artesano que elabora y pule pacientemente sus obras, fruto de un laborioso y concienzudo aprendizaje previo, sino que el arte se convierte en la forma de expresión del genio que el creador lleva dentro. El artista, pues, nace, no se hace. De ahí la revalorización de lo espontáneo, de lo intuitivo, de lo original.

NATURALEZA: El romántico proyecta sus sentimientos en la naturaleza, sea esta serena o turbulenta como una tormenta.

AMBIENTES FANTASMAGÓRICOS, OSCUROS: Se busca el refugio en la noche, en los cementerios, en los lugares misteriosos, solitarios que proporcionan mayor cercanía al sentir de alma solitaria, incomprendida del artista y que mejor le permiten explorar sus sombras.


LA POLIMETRÍA en los versos que hacen gala de la búsqueda de la libertad también la expresión.


Siempre recomendando el repaso de los apuntes de la unidad de literatura, me gustaría más bien ofreceros aquí varios fragmentos románticos de los diversos géneros literarios para aplicar la las características teóricas a la práctica, ¿os parece?



Espronceda


LA CANCIÓN DEL PIRATA DE ESPRONCEDA

Es un poema de romanticismo exaltado donde Espronceda muestra una de las características fundamentales de este movimiento:
la libertad.
El romántico no está dispuesto a someterse a aquellas normas sociales, morales o divinas que le sean impuestas y que no considere justas. Por eso, este pirata justiciero no tiene miedo de nada y ansía por encima de todo: la libertad.

"Que es mi barco mi tesoro, 
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria, la mar. "



Gustavo Adolfo Bécquer


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER: RIMAS Y LEYENDAS
En cuanto a las Rimas, podríamos dividirlas en 4 series temáticas: 
los primeros poemas suponen una especulación sobre el sentido de la poesía, ¿cuáles son sus temas? El misterio, la mujer, la belleza, el amor...

Observad cómo en la siguiente Rima el poeta no parece sentirse satisfecho con la belleza ni con la pasión ni con el goce carnal, su máxima aspiración es aprehender a la mujer misteriosa, la fantasmagórica, la inalcanzable:


 RIMA XI

—Yo soy ardiente, yo soy morena, 
yo soy el símbolo de la pasión, 
de ansia de goces mi alma está llena. 
¿A mí me buscas? 
                                      —No es a ti, no. 
—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro: 
puedo brindarte dichas sin fin, 
yo de ternuras guardo un tesoro. 
¿A mí me llamas? 
                                      —No, no es a ti. 
—Yo soy un sueño, un imposible, 
vano fantasma de niebla y luz; 
soy incorpórea, soy intangible: 
no puedo amarte. 
                                      —¡Oh ven, ven tú!



La segunda serie es una etapa breve de amor correspondido, feliz y luminoso:


RIMA XXI

¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.



Daniel F Gerhartz














RIMA XXIII
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡Yo no sé
qué te diera por un beso!



Daniel F Gerhartz


Como buen romántico no podía durar mucho en su etapa feliz nuestro poeta, la 3ª serie supondrá así una decepción amorosa que lo sumirá en una profunda tristeza y abandono:


RIMA XXXV

No me admiró tu olvido! Aunque de un día,
me admiró tu cariño mucho más;
porque lo que hay en mí que vale algo
eso... ¡ni lo pudiste sospechar!

RIMA XXXVIII

¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida

¿sabes tú adónde va?

Y, la cuarta serie supondrá ya el hundimiento absoluto en la depresión, no solamente por la tristeza de la decepción amorosa, sino más allá por una profunda inquietud vital, una angustia existencial:


RIMA LVI

Hoy como ayer, mañana como hoy
¡y siempre igual!
Un cielo gris, un horizonte eterno
y andar..., andar.

Moviéndose a compás como una estúpida
máquina, el corazón;
la torpe inteligencia del cerebro
dormida en un rincón.

El alma, que ambiciona un paraíso,
buscándole sin fe;
fatiga sin objeto, ola que rueda
ignorando por qué.

Voz que incesante con el mismo tono
canta el mismo cantar;
gota de agua monótona que cae,
y cae sin cesar.

Así van deslizándose los días
unos de otros en pos,
hoy lo mismo que ayer..., y todos ellos
sin goce ni dolor.

¡Ay!, ¡a veces me acuerdo suspirando
del antiguo sufrir...
Amargo es el dolor; ¡pero siquiera
padecer es vivir!


LX

Mi vida es un erial,
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.







Respecto a sus Leyendas, subrayemos El Monte de las ánimas que expresa la sobrenatural, el miedo a lo desconocido, a la muerte y los esqueletos que cobran vida durante la noche de las ánimas.

Maese Pérez, el organista, cuyo espectro vuelve a tocar el órgano como un virtuoso durante la misa del gallo de la Nochebuena.

El rayo de luna expresa, sin duda, el idealismo del alma romántica llevada al paroxismo, Manrique vislumbra el traje blanco de una mujer, llevado de su imaginación la persigue dotándola de vida y belleza en su pensamiento, sin encontrarla, para descubrir un mes después que aquel efecto blanco que vio era el reflejo de la luna.

Mariano José de Larra


En cuanto a la prosa en el romanticismo destaca la novela histórica, pero hemos de comentar especialmente los artículos periodísticos de Mariano José de Larra donde encontramos sátira política, crítica a la burocracia, costumbres pintorescas obsoletas, reflexiones personales a veces demoledoras sobre el sinsentido de la vida...

Uno de los artículos costumbristas más conocidos de Larra es:
Vuelva usted mañana que supone una sátira sobre la dificultad de resolver un tema de papeleo para instalar una empresa en España por parte de un francés durante sus días de vacaciones. Todas las ventanillas administrativas se le cierran, derivándole a otras a cuyo horario ya no llega. La risa es mordaz, sobre todo por la actualidad que supone leer este artículo en nuestro días, pues quién no se ha visto retratado en una burocracia caduca alguna vez.

Leamos este fragmento del artículo de Larra que supone la conclusión de la historia. Observad la ironía en el análisis de la idiosincrasia española.


¿Tendrá razón, perezoso lector (si es que has llegado ya a esto que estoy escribiendo), tendrá razón el buen monsieur Sans-délai en hablar mal de nosotros y de nuestra pereza? ¿Será cosa de que vuelva el día de mañana con gusto a visitar nuestros hogares? Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy: si mañana u otro día no tienes, como sueles, pereza de volver a la librería, pereza de sacar tu bolsillo, y pereza de abrir los ojos para hojear las hojas que tengo que darte todavía, te contaré cómo a mí mismo, que todo esto veo y conozco y callo mucho más, me ha sucedido muchas veces, llevado de esta influencia, hija del clima y de otras causas, perder de pereza más de una conquista amorosa; abandonar más de una pretensión empezada, y las esperanzas de más de un empleo, que me hubiera sido acaso, con más actividad, poco menos que asequible; renunciar, en fin, por pereza de hacer una visita justa o necesaria, a relaciones sociales que hubieran podido valerme de mucho en el transcurso de mi vida; te confesaré que no hay negocio que no pueda hacer hoy que no deje para mañana; te referiré que me levanto a las once, y duermo siesta; que paso haciendo el quinto pie de la mesa de un café, hablando o roncando, como buen español, las siete y las ocho horas seguidas; te añadiré que cuando cierran el café, me arrastro lentamente a mi tertulia diaria (porque de pereza no tengo más que una), y un cigarrito tras otro me alcanzan clavado en un sitial, y bostezando sin cesar, las doce o la una de la madrugada; que muchas noches no ceno de pereza, y de pereza no me acuesto; en fin, lector de mi alma, te declararé que de tantas veces como estuve en esta vida desesperado, ninguna me ahorqué y siempre fue de pereza. Y concluyo por hoy confesándote que ha más de tres meses que tengo, como la primera entre mis apuntaciones, el título de este artículo, que llamé «Vuelva usted mañana»; que todas las noches y muchas tardes he querido durante ese tiempo escribir algo en él, y todas las noches apagaba mi luz diciéndome a mí mismo con la más pueril credulidad en mis propias resoluciones: «¡Eh!, ¡mañana le escribiré!». Da gracias a que llegó por fin este mañana que no es del todo malo: pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás.







En el teatro destaquemos que el héroe romántico es perseguido por un destino fatal como ocurre en Don Álvaro o la fuerza del sino del duque de Rivas. Las características del teatro romántico son:

El tema principal de los dramas románticos es el amor, un amor absoluto e ideal, que está por encima de las convenciones sociales. La imposibilidad de alcanzar un amor puro y perfecto en un mundo hostil hace que frecuentemente los finales sean trágicos. Ése parece ser el destino de unos enamorados que aparecen siempre como víctimas inocentes. Sin embargo, este destino trágico no es algo que lleven en sí m ismos los personajes a la manera de los de las tragedias clásicas, conddenados ya desde su nacimiento, sino que es fruto del enfrentamiento con el mundo y de las peripecias de la intriga que desarrollan los argumentos. En los dramas románticos, los personajes no cambian, carecen de evolución psicológica. Los héroes suelen tener un origen desconocido y misterioso: están poseídos por una pasión absoluta y su comportamiento oscila bruscamente de la felicidad a la desesperación; tienen dos grandes aspiraciones: el amor a la libertad y el amor a la mujer. 


TAREAS:

1-Explica por qué es romántica la Canción del pirata de Espronceda.

2.-Refiere las 4 series temáticas las Rimas de Bécquer ejemplificándolas en alguna de las Rimas.

3.-Cita algún Artículo periodístico de Larra y su temática.

4.-Menciona algún drama teatral romántico y señala sus características argumentales.




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