lunes, 8 de junio de 2020

LA LITERATURA DESDE 1970

Queridos alumnos:

Repasemos este breve esquema sobre la literatura a partir de 1970.

La lírica española ha experimentado cambios que no suponen rupturas bruscas con la tradición poética anterior. Surge la poesía de la experiencia, una poesía de nueva sentimentalidad, como la que realizan Luis García Montero o Jon Juaristi. El poeta contempla su cotidianidad, la realidad urbana e incorpora reflexiones y sentimientos personales. 


Luis García Montero


También aparece la tendencia del minimalismo, poemas breves, sobre todo de verso corto, que tienden a la concentración conceptual e invitan a la sugerencia por medio de los que no se dice, es decir, del silencio. Andrés Sánchez Robayna o Jaime Siles son dos representantes de esta tendencia. O la llamada poesía del conocimiento de José Ángel Valente.

Por otro lado, los poetas buscan nuevos caminos expresivos, como poemas narrativos, el surrealismo, el impresionismo, el erotismo, etc.

Desde finales de los años setenta, la novela se caracteriza por la variedad de temas tratados y por la búsqueda de nuevos procedimientos expresivos. Los narradores españoles más recientes no siguen una tendencia única, sino que se sirven de diferentes subgéneros:
Novelas poemáticas: Torrente Ballester, Álvaro Pombo, Julio Llamazares…

Novela histórica: Jesús Fernández Santos, José Luis Sampedro, Lourdes Ortiz, Arturo Pérez Reverte, etc. 





Novela de intriga y policíaca: Manuel Vázquez Montalván, Lorenzo Silva, Eduardo Mendoza, Antonio Muñoz Molina… 

Novela de tendencia realista: Luis Landero, Luis Mateo Díez, Javier Marías… 

Autoras: hay un “boom” de mujeres literatas que comienzan a publicar con destacado éxito: Almudena Grandes, Espido Freire, Belén Gopegui, Soledad Puértolas, Esther Tusquets…


Almudena Grandes


En cuanto al teatro, desde finales de los años 70, ha cobrado importancia como hecho cultural, desprendiéndose de su carga social. Con la llegada de la democracia empezaron a representarse obras españolas y extranjeras censuradas durante el franquismo (Beltrolt Brecht, Anton Chéjov, Darío Fo…) Además, se revitalizan dramaturgos de todos los tiempos como Lope de Vega, Calderón, Lorca… Surgen también grupos experimentales que introducen técnicas de otras artes como el cine o el cabaré y autores de teatro realista como José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro), José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!), Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano), etc. 



TAREA: 

Realiza un cuadro sinóptico de la literatura a partir de 1970, mencionando autores y obras.


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viernes, 5 de junio de 2020

LITERATURA DE POSGUERRA (DÉCADAS 40, 50 Y 60)

Queridos amigos:


En este caso solo quiero traeros un breve y escueto esquema sobre la literatura española de posguerra. Una etapa crucial en nuestra historia. 

Así, si hablamos de poesía, la década de los 40 se divide en:

Literatura arraigada (afín al régimen franquista, se expresa un mundo ordenado, se habla de naturaleza o de religión, no hay ninguna circunstancia que denunciar): Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo. Las revistas que publican las creaciones de estos poetas son: "Escorial""Garcilaso".





Literatura desarraigada: Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso, sus características son el sufrimiento, la angustia, la denuncia ante una situación insostenible de represalias y las preguntas ante un Dios silencioso sobre el horror que permite, sin asomarse ni responder.
El mismo dolor ante la inmediata posguerra se manifiesta en Ángel fieramente humano (1950) y "Redoble de conciencia" (1951) de Blas de Otero, poemarios que recogerá en Ancia (1958).

En la novela marca un hito La familia de Pascual Duarte (1942 ) de Camilo José Cela, que expresa a través del tremendismo el duelo, la herida todavía latiendo. Nada (1944) de Carmen Laforet, novela de hambre y metáforas sobre las agresiones en el marco de una familia desestructurada de uno de los hombres hacia su mujer y el dolor, el fracaso, el vacío, las carencias, los recuerdos de lo que se hizo y no se debió hacer pero era necesario para salvar la vida durante la guerra, las represalias, las penalidades, las cartillas de racionamiento y la luz que supone para su protagonista, Andrea, encontrarse y hacerse amiga en la universidad de una chica pudiente que la invita a merendar y a vislumbrar otro mundo, representan una metáfora del momento terrible por el que atraviesa España.

En el teatro la alta comedia distrae a las clases altas de la sociedad y a los convencidos de la situación de dictadura, como si no pasara nada, como si solo las situaciones íntimas y personales con sus eternos conflictos tuvieran importancia, nada de compromiso ni de denuncia social o política, así: Jacinto Benavente o Edgar Neville. O, por supuesto, el teatro cómico, que nos hiciera sumirnos en la aceptación, como el de Enrique Jardiel Poncela: Eloísa está debajo de un almendro  (1940).

Mientras que irumpen otras piezas teatrales que refieren metafóricamente el dolor y la falta de futuro, de expectativas posibles ante un panorama desolador, como el Antonio Buero Vallejo: Historia de una escalera (1949) que muestra las vidas frustradas de los vecinos., metáfora de una España desgarrada. 

Los años 40 sirvieron de expresión de la herida reciente, del duelo que asolaba a los habitantes de un país que salían de una posguerra entre hermanos.

Los años 50 sin dejar atrás un duelo todavía reciente, una herida que se sigue desangrando, muestran la necesidad y la intención de la reconstrucción, del perdón, de la mirada hacia delante. Así:
La poesía social se manifestará en Pido la paz y la palabra de Blas de Otero  o en Cantos iberos de Gabriel Celaya.

La novela La colmena (1951) de Camilo José Cela marca un hito ante el desgarro vivido con la descripción de una serie extensísima de personajes dolidos, dolientes que todavía denuncian el miedo ante las represalias, el hambre y la línea divisoria entre vencedores y vencidos. Novela de protagonista múltiple como variada es la realidad social. El camino (1950) de Miguel Delibes que anuncia la dificultad y la incertidumbre pero la necesidad de nuevos horizontes, en los pensamientos de un muchachito que debe salir del pueblo para irse a estudiar el bachillerato. Mientras que el realismo objetivo (con un narrador que narra los acontecimientos como si fuera una cámara de cine que no interioriza en ningún caso en los sentimientos, pensamientos o vida de los personajes) se manifiesta en El jarama de Rafael Sánchez Ferlosio, que procura reflejar con la mayor objetividad posible la jerga juvenil en los diálogos de un grupo de gente joven que van a pasar un domingo de descanso en el Jarama. Las páginas transcurren monótonas, reflejando el habla de los jóvenes y sus vidas intrascendentes y aburridas hasta que se ahoga una de las chicas en el río al final de la jornada como metáfora de la denuncia de algo que está pasando pero no se puede decir. 
El teatro procura simular la apariencia de la normalidad y la falta de problemas. Seguimos con las risas  con la diversión de Alfonso Paso, mientras que Antonio Buero Vallejo nos muestra en En la ardiente oscuridad (1953) la metáfora de la ceguera feliz la imposibilidad de acallar la imposibilidad de realizarse en una dictadura.
Por su parte, Alfonso Sastre en Escuadra hacia la muerte (1953) nos habla de una hipótetica Tercera Guerra Mundial y del asesinato por parte de cinco soldados, carentes de espíritu militar a su cabo y su arrepentimiento, su miedo o su necesidad de sobrevivir  y en La mordaza nos relata la historia de un déspota que tiene aterrorizada a su familia, que conoce incluso que es un asesino, hasta que su nuera lo denuncia ante la policía, clara metáfora de la dictadura y sus horrores (1954). 

La década de los 60 representa la necesidad del cambio en la forma de expresarse, de la indagación, de la experimentación y en la búsqueda de nuevos contenidos, cansados los autores del dolor y de un duelo del que necesariamente deben salir. 

Así la poesía en la expresión de Jaime Gil de Biedma, claudio Rodríguez, Carlos Sahagún, Francisco Brines nos lleva a los sentimientos de sus trayectorias personales.




En 1970 se publicará la antología Nueve novísimos poetas españoles por José María Castellet, cuyos autores, como Gimferrer, Vázquez Montalbán o Leopoldo María Panero han nacido después de 1939 y recogen temas novedosos y diferentes como los tebeos, la televisión, el rock, el jazz, Vietnam, el racismo, Mariln Monroe, Groucho Marx... fiel reflejo de un nuevo panorama social y de la hegemonía de Estados Unidos en el mundo y en la moda.

La novela no podía ser menos y con Tiempo de silencio (1962), Luis Martín Santos denuncia el atraso de la sociedad española en la investigación, en la medicina, en los amiguismos, en la represión política aún imperante, al tiempo que juega con el perspectivismo, las innovaciones narrativas, el monólogo interior, la innovación formal en definitiva en la recreación de mitos clásicos que se codean con el atraso en las costumbres españoles y, por supuesto refleja la diferencia en las clases sociales que reciben la suerte o desgracia de sus vidas en función de las mismas. 

De igual manera Últimas tardes con Teresa (1967) de Juan Marsé  refleja el contraste entre la alta sociedad catalana y las clases pobres y trabajadoras, representadas entre otros por Teresa, la joven revolucionaria en sus palabras pero pudiente y representante de una niña de familia bien y el hombre que se enamora de ella, dispuesto a seducir a una joven de clase alta pero que cae en la propia trampa de sus más íntimos sentimientos que le traicionan.

San Camilo, 1936 (1969) de Camilo José Cela representa en el mónologo interior, el contrapunto de breves textos con recortes de periódicos o publicidad el recuerdo de la tragedia que se avecinaba en forma de guerra civil en España. 

En el teatro continúa Antonio Buero Vallejo con obras como El tragaluz (1967) que refleja la historia de dos hermanos enamorados de la misma mujer, pero uno de ellos en una posición social alta y el otro humilde, separados tras la guerra civil y herederos de sus fantasmas o La doble historia del doctor Valmy (1968) que cuenta la historia de un policía que es obligado a torturar a otro hombre, víctima de los vencedores de la guerra y que no puede soportar la presión.

Alfonso Sastre con La taberna fantástica (escrita en 1966 pero estrenada en 1985) nos hace partícipes de la vida de Rogelio, el Rojo, que está en busca y captura por matar a un guardia civil y que tras la muerte de su madre, se reúne en la taberna de Luis en un barrio marginal de Madrid con su pandilla de jóvenes delincuentes y desarraigados. Se emborrachan y la noche termina con su muerte, mientras sus amigos lo elogian. 

Antonio Gala con obras como Los verdes campos del Edén (1963) donde Juan, un vagabundo, llega a una ciudad en busca del panteón de su abuelo, único lugar que le sugiera la raíz a algún lugar. Allí cree que está su hogar y el día de navidad invita a los desarragaidos que ha conocido y que se han convertido en su familia y amigos con el visto bueno del guarda del cementerio a compartir unas horas de felicidad. Pero el jaleo hace que acudan las autoridades y Juan es detenido. 


Fernando Arrabal con El Jardín de las delicias (1967), El arquitecto y el emperador de Asiria (1967) o Francisco Nieva con Pelo de tormenta (1961) crean un teatro simbólico y alegórico, de influencia vanguardista, que acentúa los aspectos visuales, sonoros y musicales para ofrecer un espectáculo total. 
A finales de los 60 surgen grupos de teatro independiente que llevarán sus montajes a fábricas, calles, escuelas… 


TAREA:

Realiza un cuadro sinóptico de la literatura de posguerra con los años 40, 50 y 60, autores y obras representativas. 

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miércoles, 3 de junio de 2020

ESQUEMA DE LITERATURA DE POSGUERRA Y LITERATURA DEL EXILIO

Queridos alumnos:


Vamos a estudiar unos cuantos conceptos fundamentales de la literatura de posguerra. Espero que este esquemita a modo de cuadro sinóptico os ayude.




 Y aprovechándolo vamos a repasar de manera somera la literatura de exilio en la posguerra española.


LA LITERATURA DEL EXILIO

Autores que en los años 30 participaron en la renovación cultural, ahora escriben en el exilio. Sus temas elegidos serán el pasado (evocación de España, el recuerdo de la guerra) y el dolor del destierro.

En la POESÍA destaca León Felipe con obras como Español del éxodo y del llanto (1939) y Juan Gil-Albert, que cultiva unos versos elegantes y de cuidado estilo en los que medita sobre el amor, la naturaleza, o el paso del tiempo (El existir medita su corriente, de 1949). 

No podemos olvidarnos de autores de la generación del 27, como Luis Cernuda que comenzó su poemario Las nubes en Valencia y lo terminó en París y en Londres entre 1937 y 1940.

En cuanto a la NOVELA, el máximo exponente es la obra de Ramón J. Sender Réquiem por un campesino español (publicada como Mosén Millán en México en 1954 y después
 renombrada como Réquiem por un campesino español en 1960), donde expone los problemas de conciencia de un cura por no haber intentado evitar el asesinato de un campesino republicano al que él mismo había entregado. Por otro lado, Rosa Chacel, deja de lado el compromiso político para indagar en las psicologías de personajes, como en Memorias de Leticia Valle (Buenos Aires, 1945) o La sinrazón (Buenos Aires, 1960). 
Max Aub escribió en México la mayor parte de sus obras entre las que destaca un ciclo compuesto por seis novelas sobre la guerra civil, cuyo título general es El laberinto mágico (1943-1968).

 Francisco Ayala en los relatos que conforman la obra La cabeza del cordero(Buenos Aires, 1949) recoge diversos episodios humanos, que tienen como trasfondo la guerra civil, sea desde el recuerdo posterior, desde la premonición o desde las mismas batallas.


En cuanto al TEATRO, importantes autores de la generación del 27, exiliados, como Pedro Salinas, Rafael Alberti o José Bergamín continúan desde el exilio con su producción dramática. Max Aub también fue un importante autor teatral, El rapto de Europa y San Juan son dos de sus obras más representativas y hablan de la Guerra Civil, el exilio, la Guerra Fría, el nazismo y sus secuelas.

Alejandro Casona destaca por el lenguaje poético de sus obras teatrales, como La dama del Alba (Buenos Aires, 1944) o La barca sin pescador (Buenos Aires, 1945). Se inclina hacia conflictos de realidad frente a fantasía y concede a sus letras una intención didáctica.


 En fin, queridos alumnos, este es un breve resumen sobre el panorama que nos ocupa. 
Espero que lo disfrutéis y os sea de ayuda. 


TAREA:

-Elige un autor de poesía, otro de narrativa y otro de teatro que sean representativos de la literatura del exilio y cita alguna de sus obras.




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